Economía regenerativa y circular, ¿qué es?

- Descubra los principios de la economía circular -

El propósito de la economía regenerativa y circular es tener un impacto positivo

Cada vez se habla más de la economía regenerativa, ¿qué relevancia puede tener? Según la OCDE, la clase media mundial representa actualmente 1.700 millones de personas. El consumo de recursos de esta población corresponde al equivalente de 1,7 planetas Tierra. Para 2030, se espera que esta clase media alcance los 4.000 millones de personas. Es bien sabido que, en términos de recursos, es poco probable que esta previsión se haga realidad. Los ecosistemas ya están sobreexplotados y el día del agotamiento de los recursos mundiales (los Overshoot Days) se adelanta cada año. No es necesario insistir más en la constatación, que es cada vez más alarmante. Sin embargo, existen soluciones para invertir el cambio climático y vivir en un mundo con recursos suficientes para todas las especies vivas del planeta.
¿Cómo puede cada empresa u organización, aplicando los principios de una economía circular y regenerativa, participar en este cambio fundamental y necesario?

La economía circular exige una evolución de las conciencias

En los últimos años hemos oído hablar cada vez más de la necesidad de reducir nuestro impacto ambiental. A menudo se habla de intentar emitir menos carbono, contaminar menos o extraer menos materiales nuevos. Sin embargo, los resultados tardan en verse. Este estado de ánimo se basa en el principio de que, como seres humanos, no podemos hacer otra cosa. Como si todo lo que concibiéramos fuera necesariamente negativo desde el punto de vista medioambiental. Obviamente, este estado de ánimo no es el correcto. Además, hacer menos daño ni siquiera es suficiente para frenar la destrucción global de los ecosistemas y reconciliar la economía con los ecosistemas que nos acogen.

" La idea de que los impactos negativos son una consecuencia inevitable del desarrollo nos ha cegado ante lo evidente. Podríamos diseñar el desarrollo para aumentar el tamaño, la salud y la resiliencia de los sistemas naturales, mejorando al mismo tiempo la salud humana y la calidad de vida".
Janis Birkeland

Si retomamos las siglas de Economía Circular, también podemos apelar a una necesaria Evolución de las Conciencias y tender así hacia una dinámica que sea positiva y regeneradora. Ya no se trata sólo de limitar sus impactos negativos. Ahora es urgente tener el mayor número posible de impactos positivos. Sobre todo porque este cambio de dinámica puede aportar rápidamente resultados unificadores concretos.

¿Cuáles son los 5 principios operativos de una economía circular y regenerativa?

Antes de exponer sus principios, conviene recordar que la humanidad no es más que una especie entre otras muchas de este increíble ecosistema que es nuestro planeta Tierra. Esta especie está presente desde hace unas decenas de miles de años, mientras que los organismos vivos existen desde hace más de 3.500 millones de años. La comparación nos llama a un poco más de humildad en relación con nuestra posición en este ecosistema. Más aún si consideramos únicamente el periodo correspondiente a nuestras diversas revoluciones industriales iniciadas hace apenas 200 años. Un periodo durante el cual hemos conseguido desafiar los equilibrios existentes desde hace millones de años e incluso amenazar la supervivencia de especies mucho más antiguas que nosotros. Por eso los organismos vivos son una magnífica fuente de inspiración. La biomímesis nos ayuda a repensar las formas, los procesos operativos, las interacciones y los ecosistemas.
Los principios de esta economía derivan de estas observaciones y operaciones probadas desde hace millones y millones de años:

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La economía regenerativa promueve la sobriedad, en lugar de la abundancia.

Principio n°1: el uso de los recursos debe ser lo más sobrio posible. Ya sea durante la fabricación, el uso o al final de su vida útil, es importante ser eficaz utilizando lo justo y necesario, pero también olvidando la noción de residuo final. Todo debe ser recuperable y valorizable, nada debe contaminarse para permitir un uso futuro. En efecto, ¿alguien ha visto alguna vez un árbol que no fuera capaz de volver a consumir uno de sus antiguos frutos degradados por los nutrientes? No caigamos en la trampa, la economía circulab no es un equivalente del reciclaje. Las nociones de reutilización (mucho menos destructora de valor y consumidora de energía), de desmontaje para reutilización o desvío, pero también de optimización de los usos, son mucho más pertinentes. De hecho, llegará un momento en que poseer un producto inútil el 95% de las veces, como un coche, se considerará la aberración que es .

La economía regenerativa puede funcionar sin extraer nuevos materiales.

Principio n°2: Esta sobriedad en el uso de los recursos hace que esta economía tienda a la ausencia de extracción. A modo de recordatorio, la extracción de materias primas (petróleo, minerales, metales en particular) es actualmente responsable de más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 80% de las pérdidas de biodiversidad. Por eso se está volviendo crucial olvidar los recursos vírgenes para preservar y regenerar los ecosistemas. Esta falta de extracción también tiene consecuencias sobre la energía con la que funciona la economía circular y regenerativa, que depende únicamente de las energías fluyentes (agua, viento, sol).

La economía regenerativa es una economía local que promueve la interacción entre los actores.

Principio n°3: Esta deslocalización de la economía permite también reducir la energía necesaria para el funcionamiento del ecosistema, pero también mejorar la resiliencia de un territorio. En efecto, cuanto más dinámico sea un territorio con soluciones locales de abastecimiento y valorización, más conocimientos técnicos estarán disponibles y más fuerte será la capacidad de respuesta a los choques. A finales de 2017, China decidió dejar de importar la mayor parte de los residuos procedentes de América o Europa. Este cambio ha tenido importantes repercusiones. Ilustra bien la desaparición de las capacidades de transformación del plástico, por ejemplo. Los conocimientos técnicos han desaparecido hasta tal punto que muchas ciudades de Estados Unidos ya no clasifican, por falta de una solución de reciclaje. En Europa, los profesionales del sector tienen grandes dificultades para encontrar nuevas soluciones de transformación.

La economía regenerativa conduce a la cooperación y no a la competencia.

Principio n°4: La cooperación entre los actores favorece una inteligencia colectiva horizontal en la que cada uno es considerado en su justo valor. Este espíritu de cooperación favorece una verdadera equidad entre las especies y permite una mejor difusión de la información. La inteligencia colectiva horizontal permite adaptarse mejor a un entorno complejo e inestable. A diferencia de ella, la inteligencia colectiva piramidal sólo es adecuada para entornos estables. Como señala claramente Gauthier Chapelle en su conferencia sobre este tema en Biomim'expo 2018, estas organizaciones no existen en el mundo vivo y no tienen capacidad de adaptación, solo proceden de las sociedades agrícolas y patriarcales.

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La economía regenerativa desarrolla la vida y la evolución, en lugar de destruirla.

Principio n°5: Al igual que los seres vivos, la economía regenerativa promueve la vida. La idea no es crecer todo el tiempo. Como el árbol que alcanza su tamaño óptimo, deja de crecer para prosperar y vivir en armonía con los demás miembros de su ecosistema. La especie humana es probablemente la única a la que se recomienda limitar su reproducción, ¿es útil limitar a un árbol en su producción de frutos? No, por supuesto que no. Por eso nuestro modo de vida es inadecuado y está desconectado de los ecosistemas de los que formamos parte. Promover la vida es permitir que los vivos prosperen. Hemos destruido demasiado en tan poco tiempo cuando podemos simplemente diseñar productos o servicios que capturen carbono, regeneren los suelos y la biodiversidad y mejoren la calidad del aire y del agua.

Inspirarse en los organismos vivos para crear esta economía circular y regenerativa.

Para intentar sacar a la humanidad del bache, inspirarse en los ecosistemas vivos es, con mucho, la mejor solución. Los científicos han demostrado que regenerar los ecosistemas representa nuestra mejor oportunidad de salvarnos del cambio climático. Esta regeneración masiva permitiría reducir nuestras emisiones a escala mundial, pero también capturar carbono. Restaurar los bosques, por ejemplo, capturaría el 37% de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero para garantizar una buena oportunidad de mantenernos por debajo de los dos grados en 2030. Recrear suelos vivos también ayuda a capturar carbono, regenerar la biodiversidad y mejorar los rendimientos. Reintroducir lobos en determinadas regiones ayuda a regular las especies que se alimentan de vegetación y, por tanto, a mejorar la transformación del carbono mediante la fotosíntesis.

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Nuestra ventana de oportunidad para evitar lo peor es cada vez más pequeña. Afortunadamente, cada vez hay más ejemplos que demuestran que las cosas pueden ir en la dirección correcta. Pakistán ha completado la plantación de mil millones de árboles y se ha embarcado en la plantación de 10.000 millones de nuevos árboles para los próximos años porque los efectos han sido muy beneficiosos en términos medioambientales, económicos o sociales. Veja, la marca de baloncesto, al comprar caucho natural y algodón orgánico, ha contribuido a la regeneración de varias zonas de la selva amazónica. O el ejemplo de Les Vergers du Mekong, que, como procesador de frutas y verduras, anima a cientos de agricultores vietnamitas a convertirse a la agroforestería y la permacultura. Hay muchos ejemplos y sólo hace falta duplicarlos para restaurar lo que se ha destruido.

Al final, como habrán comprendido, ya no conviene buscar un crecimiento imposible ni aspirar al declive. Estas percepciones están inducidas por malos indicadores como el PIB. Debemos regenerarnos lo más rápidamente posible y hacer florecer la vida en todas sus formas, ¿no es ése el sentido último de la vida?

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