De la escasez a la acumulación, ¿está en crisis la gestión de inventarios?

- como la imagen especular de nuestro modelo económico? -

"Se mire por donde se mire, la cadena de suministro mundial es un desastre", decía un reciente titular del Wall Street Journal. Como se habrá dado cuenta, la gestión de inventarios ha sido una auténtica carrera de obstáculos a lo largo de esta crisis sanitaria. Entre demasiado y demasiado poco, la línea es infinitesimal. Como prueba, cuando en marzo de 2020 algunas industrias, como la alimentaria, buscaban paquetes de pasta en varias regiones del mundo, los minoristas textiles sólo pedían una cosa: vender sus colecciones.

La gestión de la cadena de suministro siempre ha sido una cuestión clave para las empresas. Como importante palanca estratégica, las existencias rara vez son una partida ignorada en el balance. La tarea se ha complicado aún más con la globalización y, sobre todo, con la división de la cadena en distintas regiones del mundo. Por ejemplo, cada iPhone recorre 804.672 kilómetros durante su fabricación. Una distancia que equivale a dar 20 vueltas alrededor de la Tierra. El reto es por tanto importante porque, si falta un elemento, todo se detiene.
Errores de previsión, fallos estadísticos o choques sistémicos de todo tipo, las razones esgrimidas por las empresas son múltiples. Pero, ¿y si no estamos mirando en la dirección correcta? Para comprender el verdadero origen de estos desequilibrios, debemos reconsiderar el sistema en su conjunto.
Este artículo comparte una nueva forma de ver el mundo; la que ofrece el pensamiento sistémico.

Un mundo desequilibrado

En todos los buenos cursos empresariales se habla de la gestión de existencias. La escasez se presenta como un desastre económico y, a la inversa, almacenes llenos como grave error estratégico.
Cuando se anunció el primer bloqueo, los supermercados franceses vieron vaciarse sus estanterías en un santiamén. Hemos oído de todo sobre los efectos desencadenantes: pánico, falta de vigilancia, defectos de comunicación... Esta "tipo de comportamiento, totalmente irracional, puede ser una fuente de escasez, ya que interrumpe el proceso de suministro", explica el portavoz de Auchan. Así que esa es nuestra "bête noire": una falta de racionalidad.
Misma causa pero diferentes efectos para el sector de la confección, que se encuentra un año después con sus colecciones de 2020 en las perchas. Los minoristas están en un aprieto; atrapados entre el necesidad de seguir las tendencias y las novedades de una industria de la moda que no se detiene, y un comprador que abandona sus zapatos por sus zapatillas. Al final, ¿realmente necesitamos un nuevo jersey? En 2018, 17 millones de toneladas de residuos textiles acabaron en los vertederossegún datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente.

ser estratégicos; algunos prefieren cerrar sus puertas, otros pasar a la comida para llevarNuevo modelo, nuevo menú y más imprevisibilidad. De nuevo este año, escasez de contenedoresclima invernal, incendios en fábricas, un buque portacontenedores bloqueo del Canal de Suez ya han provocado la actual escasez mundial de semiconductores, y ahora este mes vemos la alteración de los materiales plásticos.
                       

En realidad, estos acontecimientos no son más que la punta del iceberg, y apenas se habla de los verdaderos orígenes del problema. Puede que no seamos conscientes de ello, pero todos estos desequilibrios bursátiles están vinculados por elementos mucho más profundos. Así que intentemos mirar más allá del árbol que oculta el bosque.

El enfoque correcto: adoptar el pensamiento sistémico

La llamada corriente de pensamiento sistémico, que apareció lentamente en los años treinta, tiene en cuenta la complejidad del mundo que nos rodea y desarrolla nuevos sistemas de representación. Entre ellos: la "dinámica de sistemas", inventada por Jay Forrester, un ingeniero estadounidense. El objetivo es identificar las causas profundas de un acontecimiento evitando el pensamiento reduccionista del enfoque analítico.
¿Y si nos hiciéramos las preguntas adecuadas? Tomemos el ejemplo de la escasez de 2020 en los supermercados del mundo y recorramos las cuatro grandes etapas de este modelo para investigar:

  • El primer paso consiste en reunir todos los elementos que conocemos y que podrían ser relevantes para el suceso identificado. ¿Qué ha ocurrido? Por ejemplo, ¿dónde se agotaron las existencias? ¿Cuál era el perfil de los compradores? ¿Qué productos se vieron afectados?
  • A continuación, es necesario observar las grandes tendencias que impulsan el sistema en el que se desarrolla el acontecimiento. ¿Cómo están evolucionando las cosas? ¿Cocina más la gente o recurre al catering fuera de casa? ¿La tendencia es hacia los fideos asiáticos o la comida rápida americana?
  • A continuación, examine las estructuras del sistema: ¿Qué rige este sistema? ¿Cómo evolucionan juntos los elementos? El reto aquí es identificar las conexiones y cómo funcionan. ¿Preferimos la abundancia o la calidad en los supermercados? ¿Los alimentos esenciales o la diversidad?
  • Por último, uno de los puntos más influyentes en nuestra sociedad: los modelos mentales. ¿Cuáles son las creencias? ¿Los valores y principios? Por ejemplo, ¿es compartir un valor esencial? ¿Qué lugar ocupan la solidaridad y la cooperación?

He aquí una muestra de las primeras buenas preguntas que puede hacerse en el contexto del pensamiento sistémico. Pruébelo y verá que las respuestas que le dé le ayudarán a identificar el problema "de fondo.

Con este planteamiento, se cuestiona la propia noción de "inventario", que consiste en anticipar un desequilibrio de flujos. Así pues, la reflexión ir más allá de las cifrascantidad, plazos, costes, por muy precisos que sean. Esta es la clave para hacer borrón y cuenta nueva y dejar espacio para principales innovaciones basada en la extraordinaria capacidad de los sistemas para mantienen su equilibrio mediante fenómenos de regulación.

Inconsistencia y falta de medición: síntomas significativos

Cuando abordamos las cuestiones de inventario con este pensamiento, identificamos tensiones inherentes al propio funcionamiento de nuestro sistema globalizado.

En primer lugar, la complejidad de nuestro sistema se refleja en la complejidad de las cadenas de suministro: cada vez más largas, más lejanas y de varios niveles. La logística implicada en estas cadenas es impresionante. ¿Y si eliminamos un nivel intermedio? Cada vez más empresas fomentan su anclaje local y acortan su cadena de suministro. Es el caso de Dollar Shave Club, que vende sus maquinillas de afeitar directamente a particulares a través de suscripciones, eludiendo las redes de distribución tradicionales.La información circula más rápido y más lejos, pero identificar y compartir la información con los proveedores sigue siendo un reto. Escándalos como el de Rana Plaza, la deforestación en Malasia e Indonesia o, más recientemente, el de los uigures, ilustran la falta de transparencia que reina en las cadenas y el desinterés que se muestra antes de que estalle el escándalo. El tema es crucial porque de él dependen la reactividad y la coherencia de todos los actores.

¿Y si facilitáramos el intercambio de información? Según el Barómetro de la Contratación Sostenible elaborado por HEC/Ecovadis, el 72% de las empresas considera fundamental invertir en RSE en la gestión de sus relaciones con los proveedores. Grandes empresas como Patagonia, VF Corporation y Mark&Spencer se han comprometido a divulgar información sobre su cadena de suministro, hasta los proveedores de materias primas.

La reacción exagerada a abastecerse de alimentos, la carrera por renovar colecciones mientras las estanterías están repletas de ropa o la lacra del desperdicio alimentario ilustran una tendencia demasiado presente en nuestras sociedades y que, sin embargo, se ha convertido en habitual: nuestro hiperconsumo y su constante necesidad de abundancia. Estamos abrumados de bienes y, sin embargo, seguimos comprando nuevos.

Demasiado es demasiado, nos lo dice nuestro planeta y también nuestro cuerpo. ¿Y si nos centráramos en lo esencial? "Sobre todo hemos comprendido que hemos ido demasiado lejos. Nuestro imprudente actions ha quemado la casa en la que vivimos", escribió el director creativo de la prestigiosa casa de moda Gucci, Alessandro Michele, en su diario de encierro. Más de 500 actores en el mundo de la moda han publicado un carta abierta en la que declaran que quieren mejorar la sostenibilidad de su cadena de suministro. En el orden del día: ajustar la estacionalidad y el flujo de artículos de moda, y produciendo menos productos innecesarios.

Como bien dice David K. Hurst, una crisis transforma a las organizaciones de un "modo de rendimiento" estable a un "modo de aprendizaje" más flexible.
Así pues, hagamos que este periodo sea útil, al menos para reflexionar.

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